Era una oscura y cálida noche de agosto. Y allí me encontraba yo, contemplando Venecia por última vez en mi vida. En el puente de los suspiros concretamente. Atado de las manos y rodeado por hombres con máscaras negras. En ese preciso instante, supe que ya todo había terminado, y que todo lo que había soñado y deseado, se quedaría en un simple deseo.
Me decapitarían. Injustamente. Por un crimen que yo no había cometido. Escuchando los cantos de algún gondolero, me dejaron dos minutos más.
No había ni una nube en el cielo, la luna era llena, más grande de lo habitual.
Ya nada podría cambiar. Pero en el fondo, aparte de mi vida, no tenía mucho que perder. Ni tenía familia, ni tenía casa.
Y de repente, allí me encontré yo suspirando por última vez, en ese hermoso puente, donde cosas terribles sucedían a diario. Donde personas esperando su muerte suspiraban por última vez viendo el hermoso paisaje que se extendía a través de una ventana enrejada.
Donde cada día prisioneros se encuentran a cien metros de la muerte, y a otros cien de la libertad.
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vale, no está muy bien, pero es lo único que me ha salido TT
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