viernes, 5 de junio de 2009

¿Vanidosa?

Vanidosa, vanidosa… ¡Vanidosa! Me llamas sin yo realmente ser nada de eso. Son todo… ¡Calumnias! ¡Injurias! ¿Crees que presumo de una vida a la que jamás he querido pertenecer? No sabes las complicaciones que tiene la vida de alguien de un grado de importancia como el mío. No, no lo sabes.
¿Quieres acudir a mis fiestas? ¿Quieres estar sonriendo hasta las seis de la mañana solamente porque tu estatus social te lo pide? No, no creo que quieras.
Tengo la casa con la que siempre has soñado, tanta ropa que no cabría en tu habitación, tengo barcos, tengo aviones, tengo joyas… Sin embargo, no es lo material lo que envidias. ¿Me equivoco? Envidias el encanto natural con el que he nacido. El encanto que hace que todo el mundo me quiera, el encanto que hace que tu marido me desee. Sí, tu marido. Aquel con el que prometiste estar hasta la muerte. Aquel a quien amas ¿Incondicionalmente?. Estás celosa porque el día de tu boda tu marido no quiso tocarte a ti, me vio y vino a mí como tantos otros hombres lo han hecho. Sin embargo, sabes que yo le rechacé. Y eso te duele.
Te duele que no le considere “especial”. Estás orgullosa de ser su esposa, aunque sabes que él solamente está contigo porque yo no le quiero. Me llamas vanidosa. ¿Realmente crees que tengo una estimación propia más grande que la tuya? Te creías perfecta, hasta que me viste a mí.
Yo tengo defectos, todo el mundo los tiene. Si me llamas vanidosa únicamente porque intento esconderlos, mírate al espejo. Crees que pienso que todos los hombres son demasiado malos para mí ¿verdad? Pero ya te digo, si quieres que te ame un marido que trata a las mujeres (a mí especialmente) como objetos, como algo bonito de lo que simplemente sus ojos (o su cuerpo) pueden disfrutar; sin importar lo que esas mujeres piensan, dicen o sienten; si eso es lo que quieres, explícame quién es ahora la vanidosa.

sábado, 18 de abril de 2009

Jóvenes

Dicen que los jóvenes somos unos ignorantes. Que somos unos incultos. ¿Pero es realmente toda la culpa nuestra?

La sociedad se queja de que si los jóvenes se pasan el día fumando, bebiendo y de discoteca a discoteca. Que lo único que hacen es salir y ser irresponsables. Pero no todos somos así.
El otro día fui yo a una escuela de escritura para intentar mejorar mi estilo de redacción, y en ella me encontré con que no me querían admitir si no era con los niños de ocho y nueve años, porque tenía menos de 18 años. Yo me negué a ir allí con los niños a perder el tiempo y el dinero, obviamente.


¿Me hicieron acaso una prueba de admisión para saber si tenía el nivel necesario? ¿Me preguntaron acaso por mis conocimientos sobre la lengua y la literatura? No. ¿Cómo sabían entonces que yo molestaría en las clases y que no entendería lo que iban a enseñar?

Yo creo que a la juventud se la tendría que mirar un poco más antes de juzgarla, y me parece muy irresponsable que engloben a todas la personas jóvenes a un grupo de personas que solo piensan en alcohol, drogas, fiesta y fumar, ya que haciéndolo están dando un mal ejemplo a los jóvenes y están incitando a los que tienen ganas de aprender y ser gente culta y respetable a tener el mismo comportamiento que a los que juzgan de ser una vergüenza para la sociedad.

miércoles, 25 de marzo de 2009

hmm.. un simple relato sin título.

Parecióme que todo lo que antes veía a mi alrededor se tornaba de un color entre grisáceo y blanquinoso. No era capaz de sentir nada, excepto un agónico dolor que me incitaba a querer morir. Aunque pueda que me sintiera solo, pobre, destrozado, aislado del mundo y huérfano de vida. Noté de pronto un cálido contacto a mi fría y sudada mano, sabía que era ella.
El no oír ni ver iba consumiendo la poca cordura que me quedaba haciéndome parecer un demente sin medicación encerrado en un manicomio y atado con una camisa de fuerza sin poder respirar con facilidad.
Sin saber apenas ni como lo hice, logré pensar en una borrosa imagen que me vino a la cabeza. Era una hermosa mujer de pelo castaño y cristalinos ojos verdes como grandes bosques en los que perderse para no volver a encontrar la salida.
Un sentimiento de esperanza mezclada con amor y pasión me recorrieron todo el cuerpo haciendo que mi frágil alma recuperase la energía perdida y las ganas de luchar. Pero al sentir que ella me dejaba el dolor me volvió a poseer y se transformó en el dueño de mi maltratado cuerpo.
Finalmente, el aire dejó de llegar a mis pulmones y todo en cuanto podía notar desapareció. Ahora era todo negro. Ahora todo era nada. Cualquier cosa que quisiera querer no podía quererla. Todo era el fin. El fin de un perfecto pasado, horrible presente, y un inexistente futuro.
A medida que el tiempo avanzaba, creí poder a volver sentir, aunque de un extraño modo. Sin darme cuenta de lo que pasaba volví a “nacer”, aunque de una forma distinta. No tenía cuerpo físico, propiamente dicho. Pero mis pensamientos, mis ideas, todo lo que me podía considerar “yo” estaba recubierto por una curiosa niebla blanca parecida a mi cuerpo en vida.
Muy lentamente, a través del tiempo, empecé a comprender todo lo que necesitaba saber sobre mi nueva “vida”. Aprendí a moverme, y un día llegó a mis pensamientos una vieja leyenda sobre algo denominado fantasma con un gran parecido a lo que yo me había transformado.
Día y noche pensaba en ella, mi chica, mi mujer. ¿Qué sería de esas perfectas esmeraldas que tanto ansiaba volver a poseer? Decidí buscarlas.
Pasaron días y noches, semanas, tal vez incluso meses. Pero recuerdo ese día como el día en que a pesar de no notarlo, supe que tenía corazón.
Vi de lejos una castaña cabellera, la cual instantáneamente supe reconocer. Me acerqué rápidamente hasta llegar donde ella estaba y me situé justo delante suyo, perdiéndome en sus brillantes esmeraldas y sus labios de rubís.
Al volver a ver su sonrisa supe que aúnque estaba muerto podía seguir amando. Me di cuenta que al ver su sonrisa una idéntica a la suya se posó en mi rostro. Pero enseguida me di cuenta de que la situación era totalmente distinta a la que me imaginaba.
Su mano salió disparada y empezó a dar pequeñas sacudidas junto a una risa tonta que conocía perfectamente. Me di la vuelta para ver qué era lo que pasaba, y en ese momento, mi frágil alma se quedó helada. Un hombre robusto junto a dos niñas pequeñas se acercaron a mi chica. El hombre la besó, las niñas la abrazaron. Supe que sobraba en ese lugar, pero no pude moverme. Sé que si hubiera continuado siendo humano mares de lágrimas rodarían por mi mejilla, pero no lo era, y nada de lo que hubiera podido pasar pasó.
Horas más tarde, cuando finalmente terminé de asimilarlo todo, la ira recorrió mi ¿Mis venas? ¿Cuerpo? Simplemente, dejé que me dominaran la ira y los celos, y llevé a cabo algo que jamás hubiera podido imaginar. El egoísmo y el orgullo lograron quedarse con la única parte de mí que aún era capaz de pensar. Y si ella no podía ser mía, tampoco podría ser de otro. No ahora, y tampoco jamás.

miércoles, 11 de marzo de 2009

10.3.09

- Hola.- Te dije mientras girabas lentamente la cabeza para poder ver quien había entrado en la habitación. No respondiste.- Sé que no te acuerdas de mí, no pasa nada. Soy tu marido.

-¿Yo… tengo marido?- lograste preguntar tras varios intentos.

- Sí. Soy yo. He llegado un poco tarde, lo siento. Si quieres podemos comer juntos. Hoy es una fecha especial…

- Sí. –contestaste, creo que sin entender todo lo que yo dije.

- Vengo todos los días. ¿Recuerdas algo?- pregunté esperanzado, como cada día.

- No… - dijiste volviendo a clavar tu mirada en la mía, recordándome a una situación parecida de hacía ya demasiado tiempo. Sí, eran los mismos ojos que tantas veces había mirado y tantas veces me habían enamorado, solo que con más peso, con más edad.

- Hoy es nuestro aniversario. Hace ya cincuenta años que estamos casados. Cincuenta maravillosos años…- Te expliqué con emoción, aunque sabía que pronto lo ibas a olvidar.- He traído fotos. Si quieres podemos verlas.

- Sí.- dijiste con confusión, y yo decidí no turbarte más. Solo deseaba decirte una cosa. Me daba igual que temprano o tarde lo olvidases.

- Puede que tú ya no me conozcas, pero quiero que sepas que yo aún sé muy bien quien eres. Te quiero.





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representa que tiene alzheimer.. :)
un besiiito.
ThirstyGirl.

viernes, 20 de febrero de 2009

IX

Sacóme usted de un gran silencio abismal,
para meterme en la desesperación,
desesperación que duele al corazón,
mostrando su oscuro lado angelical.

Vivo en su nube de infierno celestial,
Mientras usted, desde su trono, burlón,
mira marcando su desaprobación,
produciendo en mí un vacío demencial.

Y aunque su rechazo me queme por dentro,
No me quiero apartar de este sentimiento,
Pues sigo soñando con nuestro reencuentro.

Por prometer le prometo que no miento,
Al decir que por su mirada doy un sol,
Y que por sus caricias doy mi gran cielo.
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la srta. Thirsty girl quiere críticas :)

viernes, 13 de febrero de 2009

A X.

Deje sentir a mi corazón,
el cual está lleno de fantasía,
esa tremenda agitación,
que, antes usted no producía.


Pues parece ser que su manía,
de hacer a la gente amar,
se pierde en la lejanía,
y se hunde dentro de mi mar.


Pues sin usted no hay razón,
ni sentido de la vida,
y al rechazar mi corazón,
rompe mi alma y me llena de falsía.
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¿Se puede llamar poema de San Valentín?
llamadlo como queráis,
pero que conste que yo amo todos los días del año, no solo el 14 de febrero.

Thirsty girl.

lunes, 9 de febrero de 2009

A cien metros de la muerte, y a otros cien de la libertad.

Era una oscura y cálida noche de agosto. Y allí me encontraba yo, contemplando Venecia por última vez en mi vida. En el puente de los suspiros concretamente. Atado de las manos y rodeado por hombres con máscaras negras. En ese preciso instante, supe que ya todo había terminado, y que todo lo que había soñado y deseado, se quedaría en un simple deseo.
Me decapitarían. Injustamente. Por un crimen que yo no había cometido. Escuchando los cantos de algún gondolero, me dejaron dos minutos más.
No había ni una nube en el cielo, la luna era llena, más grande de lo habitual.
Ya nada podría cambiar. Pero en el fondo, aparte de mi vida, no tenía mucho que perder. Ni tenía familia, ni tenía casa.

Y de repente, allí me encontré yo suspirando por última vez, en ese hermoso puente, donde cosas terribles sucedían a diario. Donde personas esperando su muerte suspiraban por última vez viendo el hermoso paisaje que se extendía a través de una ventana enrejada.
Donde cada día prisioneros se encuentran a cien metros de la muerte, y a otros cien de la libertad.

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vale, no está muy bien, pero es lo único que me ha salido TT

sábado, 31 de enero de 2009

RIMA XXX BÉCQUER

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.


Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

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Mi rima de Becquer favorita...
es preciosa!

sábado, 17 de enero de 2009

eterno sentimiento

Un sentimiento nuevo,
saber qe no me amas,
un sufrimiento nuevo,
perdida tu mirada.

Y tal vez la locura,
qe en mi ser se encarna,
me qite la amargura,
qe ahora en mi descansa.

Mar como desierto,
océano sin fondo,
eterno sentimiento,
eterna soledad.

Cada segundo pasa,
me clava mil agujas,
ardientes como el fuego,
punzantes como el hielo.

Sueño dulce, amado,
sueño roto y olvidado,
atado, siempre atado,
A el pobre corazón.

Mar como desierto,
Océano sin fondo,
Eterno sentimiento,
eterna soledad.




C U L E B R I S
(Ester y Olga)
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dios Olga lo tnia q poner
jajaja cada vez q lo leo me entran ganas de reirme
y recuerdo cuando aun estaba ne proceso i nos qdamos en tecnoo ese dia
(tururut aun no nos lo han publicado en esa web ¿xqe sera? xdd )
C U L E B R I S siempre niña, siempre.

viernes, 16 de enero de 2009

Poema a Pimpín.

Y tal vez pudo el amor

destruir mi felicidad.

¿pudo una gran enfermedad,

habitar en mi corazón?


Grande es mi dulce rencor.

Mi fingida felicidad.

Que llena de odio, maldad,

quema mi ácido dulzor.


Vive, mi vida, una ilusión,

tu creada fantasía

para superar tu adicción.


Yo te espero aqui sentada,

escribiendo poesía,

guardando tu alma, y la mía.